Los OjOs: un viaje al movimiento que eres


Javier Sánchez

¿Qué papel juegan tus ojos en cómo te mueves, piensas y sientes?

¿Sabías que la manera en que usas tus ojos afecta cómo caminas, respiras y te organizas en el espacio?¿Y te habías parado a pensar en que lo contrario también es posible, es decir, que tu manera de respirar, de caminar y de relacionarte con el medio en el que te encuentras condiciona el uso que haces de tus ojos?

¿Qué has dejado de mirar, explorar o aprender?

¿Y si tus ojos reflejan tu manera de estar en el mundo? ¿Qué te cuentan? ¿Qué pasaría si exploraras el potencial de tus ojos como una puerta hacia una conexión más profunda contigo?¿Qué posibilidades aparecerían si aprendieras a cultivar una mayor riqueza en la escucha y el uso de tus ojos?

Tras miles de años de evolución, los ojos se han convertido en un órgano sensorial de gran complejidad y versatilidad, con un increíble cerebro igual de complejo y versátil que los coordina con una gran precisión a través de los músculos oculares.

Nos permiten ver los colores y percibir en tres dimensiones el mundo que nos rodea.

Nos proporcionan visión periférica y la capacidad de enfocar detalles y nos permiten detectar el movimiento y movernos con la mirada fija en un punto concreto, algo que nos da estabilidad y nos facilita desplazarnos de manera eficiente.

Si esto es así, entonces, ¿por qué tenemos problemas de visión?

En nuestro día a día, por la configuración de nuestras sociedades y, sobre todo, por la manera en que cada uno de nosotros decide (consciente o inconscientemente) moverse a través de ellas, vamos generando hábitos en el cómo nos relacionamos con el entorno. Hábitos que no solo no enriquecen ese potencial, sino que lo desnutren y debilitan, hasta el punto de que se comienza a marchitar precozmente, como resultado de la escasa variedad de posibilidades exploradas. O dicho de otra forma, como resultado de cultivar una misma manera de pensar, de sentir y de movernos en nuestras vidas.

Así pues, es al dejar de explorar nuevas maneras que nos encarcelamos en las conocidas, luego en las más conocidas y finalmente envejecemos por desnutrición de nueva información. Información que siempre estuvo presente, pero que dejamos de verla y aprendimos a ignorarla, e incluso a temerla.

Dejamos de aprender y envejecer pasó de ser símbolo de Maestría de nuestro Potencial, a ser símbolo de decrepitud y deterioro.

La vida moderna es una vida con tendencias sedentarias y mucha presencia de pantallas digitales que genera patrones y hábitos de movimiento orientados a un uso excesivamente limitado y restringido
de nuestros ojos.

Un uso especializado en una visión muy detallada de cosas que están delante de nosotros, a distancias cortas o medias, con poca movilidad del cuerpo, con la cabeza normalmente fijada en una misma posición durante muchas horas y todo esto convierte a los ojos en los únicos protagonistas de la acción, ignorando al resto de integrantes del individuo (pies, piernas, pelvis, costillas, columna, cabeza) y provocando, con el tiempo, una merma en nuestra salud ocular (tensión ocular, fatiga, mala circulación y deficiencias visuales) y del bienestar general.

Los ojos son mucho más que órganos de visión: son una extensión del sistema nervioso que influye profundamente en cómo percibimos y nos relacionamos con el mundo. Al integrarlos conscientemente en nuestras acciones y percepción, podemos mejorar nuestra coordinación, equilibrio y bienestar general.

¿Y qué podemos hacer?

En el ciclo de clases del Método de Feldenkrais que ofrezco durante los próximos meses, pondremos el foco en algunas características clave de un uso sano de los ojos para enriquecer sus opciones y cultivar una manera de incluirlos en nuestro día a día, que saque a la luz aquellas partes de su potencial que han quedado enterradas bajo nuestros hábitos de uso de los mismos.

La idea es crear, en cada clase, un contexto amable y cómodo, que estimule la exploración del repertorio funcional de tus ojos. Todo a través de movimientos suaves y lentos, prestando atención a las sensaciones durante el movimiento, para facilitar la toma de conciencia del uso que haces de ellos y de su relación con la estructura ósea y el entorno.

Conozcas o no el Método Feldenkrais, tengas o no dificultades con tu visión, el diseño del ciclo y de las clases está enfocado en que cada persona tenga la oportunidad de descubrir sus hábitos presentes y
explorar más allá de ellos, con la simple premisa de descubrir que cada momento, cada movimiento, tiene el potencial de mostrarte cómo te mueves y, desde ahí, es elección tuya si quieres desarrollar el arte de descubrir/crear nuevas posibilidades con las que nutrir a tu cerebro y expandir los límites de lo posible.

¿Exploramos juntos la manera de nutrir esta Maravilla de la evolución, esta exquisitamente compleja y versátil tecnología del Universo que son los ojos? O dicho de otra manera, ¿te apuntas conmigo a cultivar la Mirada que transforme la idea de deterioro y decrepitud que tenemos de la vejez en otra más acorde con la habilidad que hace único a nuestro cerebro: su plasticidad, su capacidad de transformación, su capacidad de Aprendizaje, convirtiendo así los años de vida en el Camino hacia la Maestría/Elegancia?
¿Te atreVes?